Goodbye, Barça

Un gol. Sólo pedíamos un simple gol. Nada más. Y nada; nada de nada. Triste, muy triste. Triste porque el Manchester no fue ni el de las peores ocasiones. Triste porque todas las ilusiones depositadas se han ido volando. Una pena porque el partido lo ha decidido un golazo precedido de una cagada garrafal de Zambrotta. Es hora de buscar culpables. Por ejemplo, a ese que se le llena la boca hablando de que si la temporada que viene no gana títulos se marcha y que cuando llega la cita más importante del año desaparece. Si Eto’o, la semana pasada o esta noche, hubiese enchufado una, ¡sólo una!, quizá el barcelonismo miraría hoy el calendario y los aviones rumbo a Moscú. Los culpables son todos: desde Rijkaard por jugarse la temporada a una carta, hasta los futbolistas por mostrar su inoperancia. Tras lo del año pasado y lo de este, a Laporta y compañía no les queda otra que tomar medidas. Hay que hacer algo. El fracaso de esta temporada debe ser un punto de inflexión. Hemos repetido los mismos errores y es momento de subsanarlos. El Barça dice adiós a la Champions League, pero sobre todo debe decir adiós a un ciclo plagado de los mismos éxitos que fracasos. Lo peor, claro, es que estos últimos no parecen o quieren cesar.

De Moscú, por cierto, saldrá un campeón inglés. No cabe duda que el británico le da, a día de hoy (y evidentemente que no por lo sucedido esta noche), mil patadas a nuestro fútbol.

La soga está desatada, no rota

Qué mal rollo me da tanto halago desmesurado. Y por un empate a cero. Que sí. Que el Barça jugó un buen partido, pero no nos flipemos. No hay nada decidido. Es más, me temo lo peor en Old Trafford; jugamos contra doce. Al contrario que el insípido público del Camp Nou, en Manchester el primer gol lo suele meter la grada. Prefiero ser pesimista y llevarme el alegrón que ir de optimista insolente y zamparme el tren. Un tren, el del fracaso, al que queda una semana para contemplar si el Barça es capaz de frenarlo con las manos. Si lo hace, será algo parecido a un milagro. La soga está desatada, pero no hay que fiarse hasta que no esté totalmente hecha añicos. Quedan 90 minutos y espero equivocarme.

Dirty Figo

Ni el propio Harry el sucio haría lo de Figo. Porque el portugués, uno de los mejores futbolistas del mundo en su día y referencia en Portugal, es un jugador capaz de lo mejor y de lo peor. De lo mejor en el aspecto técnico, goleador, regateador. Y de lo peor cuando se trata de encarar a un rival y hacerlo con la peor de las malas maneras.

Lo hizo hace unos años cuando vestía de blanco y su rival era el Zaragoza. Embistió al por aquel entonces defensa blanquillo César, al que lesionó de gravedad y que finalmente se tuvo que retirar al no recuperarse de la huella en su rota rodilla. Pues bien, más allá de aprender de los errores, un Figo pasado de vueltas que actualmente defiende la camiseta del Inter, repitió la misma acción que acabó con la carrera de César. Sin embargo, su ‘víctima’ esta vez, el ruso del CSKA Aleksei Berezutski, se salvó de alguna lesión en la brutal e injustificable entrada del portugués que, eso sí, dejó un buen recuerdo en forma de brecha en la pierna del futbolista. Ya se sabe cómo se recordará el partido número 100 de Figo en la Champions.

La fea entrada de Figo con la de César en el recuerdo.