Nada más y nada menos que 56 años de ausencia en la máxima categoría. El Nàstic de Tarragona ha regresado esta temporada a la élite del fútbol español con la ilusión de mantenerse. Su presidente, Josep Maria Andreu, ha vuelto ha confiar en el mismo entrenador que logró el sueño de ascender a Primera, Luis César. El técnico, que como futbolista fue portero del Racing de Ferrol, es de los más jóvenes del campeonato y afronta el reto igual que lo hizo la temporada pasada: sin presión y a sabiendas que hay más bueno por ganar que malo por perder.
Y los refuerzos del club grana han estado bien pensados. Reforzando línea por línea, cualquiera que vea su plantilla puede pensar que quizá el mantenerse no es una utopía. Experiencia en la portería es la que aportará Bizarri, un meta argentino que se dio a conocer en el Real Madrid y que ha pasado seis años en Valladolid antes de recalar en Tarragona. Otro argentino de dilatada trayectoria es Matellán, que llegó hace un año a la Liga para jugar en el Getafe y que conoce lo que es la presión de cuando jugó en Boca Juniors (suma dos Libertadores) o de cuando probó suerte en la Bundesliga (Schalke 04). Òscar López, surgido de la cantera del Barcelona y que procede del Betis, es otro de los que se presume que tiene que ser pieza fundamental en los esquemas de Luis César. Generelo es otro de los destacados. El jugador, cedido por el Zaragoza, busca hacerse un hueco entre las estrellas de la Liga. Aunque en su anterior club ya disponía de oportunidades, en Tarragona buscará la titularidad que confirme las buenas expectativas creadas en él estas últimas campañas.
Un poco más arriba encontramos a un futbolista tan incomprendido como excepcional: Campano. El sevillano ha abandonado Palma en silencio para embarcarse en un proyecto que le ilusiona. Tiene un guante en su pie derecho y a sus 27 años tratará de seguir demostrándolo, como ya lo hizo en la primera jornada, cuando suyo fue el tanto que le dio los tres puntos a su equipo en Montjuïc y ante el Espanyol. En punta la gran apuesta se llama Portillo. Está por ver si el futbolista de la cantera blanca es capaz de lograr en Primera las maneras que apuntaba desde que debutó con el Real Madrid. Cesiones de un lado a otro y finalmente tiene su ocasión en Tarragona, donde luchará con Makukula por un puesto en el once. El congoleño necesita reencontrarse tras dos temporadas duras luchando contra unas lesiones que no cesan en su empeño en acecharle. Sin espacio en el Sevilla, el Nàstic ha confiado en un ariete muy potente que enamoró en el Salamanca y que gustó en Valladolid.
Además, estos futbolistas se unen a una base formada por Ruz, Llera, Abel Buades, Pinilla o Irurzun, el máximo goleador de la entidad grana en Segunda con 11 tantos. Con la ilusión por bandera, y con tres puntos tras la primera jornada, el Nàstic de Tarragona sueña con estar, ahora, 56 años en Primera.