Semana de asado, semana de conjura, semana de salidas en grupo ante una posible despedida de Alves. Semana de fiesta, de declaraciones. Semana en la que según Dani, «sería imperdonable no ganar al Elche»; semana en la que según Pedro «sería imperdonable no aprovechar la segunda oportunidad» que le ha dado la Liga al Barcelona. Semana de Liga. Semana de calculadora. Semana de esperanza envuelta de escepticismo. El Barcelona, en una semana donde era imperdonable no ganar al Elche, puede celebrar que el Málaga y el vértigo del Atlético le han hecho un favor. Lo del Martínez Valero no era un trámite, por mucho que así nos lo vendieran. Y con más chiripa que otra cosa, el Camp Nou decidirá el campeón. Si la lógica se impone, será el Atlético. Si la sorpresa asoma, el Tata podrá marcharse con una Liga que ni él se imaginaba hace ocho días. Ante el Elche enésimo capítulo de inoperancia. De inutilidad. Sólo una sorpresa, de esas que te da la vida, le hará campeón. Y que el Barça sea campeón por sorpresa es una sorpresa. Pero es a lo que nos tiene acostumbrados este equipo. No hay más cera que la que arde. Por mucho que le pongamos música de The Killers o Coldplay de fondo y revivamos noches de gloria.
La Liga
Del a tomar por culo al se puede
El Madrid palmó en Valladolid y con ello el barcelonismo se frota las manos. La Liga, damas y caballeros, depende sólo del Barcelona. También del Atlético, cuya carrera de fondo para alcanzarla es encomiable pero que, llegados a este punto, se le ha complicado un pelín la cosa. Sea como fuere, es descojonante que de un día para otro se pase de la mutilación a la euforia. El Barça tiene a huevo conquistar un campeonato en el que probablemente no haya sido el mejor, pero eso no quita el mérito de lograrlo con 91 puntos y después de una temporada demasiado extraña. Los que mataban al Barça tras su tropiezo en Valladolid, los que echaban al Tata tras caer ante el Granada, los que descuartizaron al equipo tras descarrilar ante el Getafe… esos mismos, sí: ahora quieren la Liga. Leo y escucho que la Liga se decidirá en el Camp Nou, en la última jornada. Y se obvia que este finde el Barça se desplaza al Martínez Valero para enfrentarse a un Elche al que le va la vida. En el partido de la primera vuelta cayeron goleados. El domingo será otra historia. Pero es lo que tiene que el Madrid palmara en Valladolid. ¡Viva la Pepa! ¡Nos han regalado la Liga! Otra cosa es que este Barça la acepte. Y para ello, antes de todo, debe ganar al Elche. Si la gana finalmente el Barcelona, cosa que todavía está por ver, habrá que ir, cámara en mano, para ver a todos aquellos que lo han puesto a parir cubriendo la celebración en Canaletas bandera culé en mano. Pero vaya, aún queda el Elche. Que no es poco.
Montaje vía | kantinu
El ilusionante nuevo Madrid
Tras algún tiempo callado he de decir una cosa: me gusta el regreso de Florentino Pérez. Me gusta por ver qué pasa, porque de algún modo, y al contrario que en el anterior mandato de Ramón Calderón, el ridículo no está garantizado en todas y cada una de sus decisiones. Me gusta porque llega en plan bombero, tratando de apagar el fuego que esta temporada el Barcelona ha encendido. Llega Florentino como lo hizo antaño, con el talonario preparado, tentando a los clubes a ampliar sus arcas o terminar con posibles deudas.
Me encanta que dos grandes futbolistas como Kakà y Cristiano Ronaldo jueguen la próxima campaña en la Liga. Aunque lo hagan de blanco. Son dos cracks, aunque se discuta si su precio es (que lo es) desorbitado o no. No me emocionaría demasiado, si fuese madridista, que ambos ya tengan en su haber alguno de los galardones que los certifican, o los certificaron, como mejores jugadores del mundo. Es el ego el principal peligro que puede haber en el vestuario blanco. Y no me quiero llegar a imaginar qué pasará con Raúl si acaba fichando Villa. El mismo futbolista que le arrebató el ‘7’ en la Selección puede ser el mismo que le saque también de su perpetua titularidad. Eso, siempre y cuando Raúl continúe, debate que todavía no ha salido a la luz.
Pero a todo esto, y dejando a un lado los ceros que le está costando a Florentino remodelar el cuadro blanco, lo cierto es que una plantilla con Kakà y Cristiano Ronaldo emociona más, tiene mucho más fútbol, que una con Drenthe y Faubert, por ejemplo. Y sí, puede que Florentino se vuelva a estrellar, pero lo hará, de nuevo, muriendo con sus ideas. Rocambolescas, rozando la locura, sí. Pero ilusionantes, al fin y al cabo.