Ha pasado un océano de tiempo. En el transcurso del mismo ha llovido pena, ha llovido alegría. Ha salido el sol con la llegada de Pep Guardiola. No hace tanto el Barcelona era un alma en pena, un conjunto acabado, sin presente ni futuro. Sólo, y exclusivamente, con un pasado espectacular, no apto para hipocondríacos. Hoy, cuando hace poco más de un año el Barça salía escaldado del Santiago Bernabéu previo pasillo al Real Madrid y eliminado de la Champions League a manos del súper Manchester United, el Camp Nou se viste de gala para disfrutar del primero de los tres títulos a los que es candidato un equipo, que, quién lo diría, ha encandilado a medio mundo con su juego de ataque, con su idea clara de romper a los rivales. Pagar por ver al Barcelona ya no es tirar el dinero. Ahora a las taquillas del Estadi sólo les falta colgar un cartel en el que se lea: “Pasen y vean”. Porque verán fútbol, algo que echan de menos en tantos y tantos terrenos de juego. Porque verán magia, la que ponen Messi, Iniesta, Eto’o, Henry, Xavi y demás. Los mismos que hace unos meses, acompañados por Ronaldinho o Deco, por ejemplo, se arrastraban por campos minados de los que nunca salían airosos. La cabeza pensante de tal metamorfosis, Pep Guardiola, puede ganar esta noche su primer título como entrenador. Sólo se necesita ganar. Sólo eso. Para otros tan complicado, para este Barça, lo normal.
La Liga
Ramón Calderón toma su mejor decisión: dimite
Escuchando a Ramón Calderón en la rueda de prensa de su despedida como presidente del Real Madrid a uno se le enternece el corazón. Dice que se va con la cabeza alta, con las manos limpias y con esa vocecita quebrada con la que perece que no haber roto nunca un plato. Calderón es humano, y como tal, se equivoca. Pero una cosa es equivocarse y reconocer los errores y la otra es defraudar y mirar a otro lado. Sin lugar a dudas, y aunque con retraso, es la mejor decisión que ha tomado en sus algo más de dos años al frente de un cargo que le ha venido gigantesco y del que se marcha manchado por la sombra de unas suspicacias evidentes. Sigo sin entender como personajes como Pedja Mijatovic siguen amarrados a su puesto, pero lo positivo de todo esto, para el madridismo, es que ya falta menos para que monumental espectáculo llegue a su fin. Vicente Boluda, su sustituto, ha anunciado elecciones para verano, quizá un pelín tarde. Antes, y por la credibilidad y la grandeza de una entidad como la blanca, habría que reformar unos estatutos que, como Ramón Calderón, están más que caducados. ¿Será el del medio de la foto el próximo en intentarlo?
Foto | Picassina
Cuatro caminos llevan a Quaresma
Puede sonar descabellado y no negaré que quizá lo sea, pero es que ha vuelto a pasar otra temporada y Ricardo Quaresma sigue encandilando en una liga demasiado inferior a su nivel, la portuguesa, de la que con un Oporto que le ha hecho renacer de sus cenizas, es dueño y señor.
La historia de Quaresma es conocida por todos (o al menos los fieles a este blog). Un servidor fue siempre firme defensor de este crack con mayúsculas al que el Camp Nou, las circunstancias o yo qué sé, le impidieron triunfar con la elástica del Barcelona. Uno de los hechos que obligaron a este mago del balón a marcharse de Can Barça por la puerta de atrás y con apenas 20 años fue Frank Rijkaard. De ahí que, por qué no, tantee su retorno a la Ciudad Condal.
Se cumplen algunos requisitos. El primero, la comentada marcha de Rijkaard, su principal ‘no-valedor’, quien apenas apostó por el talento del portugués (algo extraño después de ver la confianza que ha depositado en otros con menos como Giovani o en otros tantos canteranos). El segundo, su edad. Quaresma ya no es un niño (en septiembre cumple 25 primaveras) y así lo ha venido demostrando los últimos años en el Oporto, con el que no ha dejado de vencer siendo siempre su alma máter y líder sobre el césped de una institución tan importante como la lusa, con la que este curso ha vuelto a ganar el campeonato doméstico.
El tercer requisito es la ausencia de crack por excelencia en el Barcelona. Ronaldinho tiene pie y medio fuera, por Eto’o se escucharán ofertas y del resto ya se sabe. En el nuevo proyecto de Pep Guardiola tendría que haber un complemento para Messi, un jugador con un talento innato no sólo para el fútbol sino que, lamentablemente, también para las lesiones. ¿Alguien se imagina la banda derecha con el argentino y la izquierda con el portugués? Yo sí, y me encanta.
Por último, el cuarto y último requisito es el propio Quaresma y esa espinita que a uno le queda cuando un reto de tanta envergadura como fue para él en su día fichar por el Barça acaba siendo un fracaso. Quaresma ya no se esconde, ya no es aquel chaval que iba a ser el sucesor de Figo. Ricardo ya es Quaresma, no el sucesor de nadie. Para ser más grande debe dar el salto a una liga más grande. Y la española lo es. Y el Barcelona le puede hacer el mejor. Calidad le sobra, falta conocer si voluntad también.
Sinceramente, dudo mucho que Laporta, después de regalarlo en la ‘operación Deco’ llame a las puertas del Oporto para repescarlo. Yo le propondría de nuevo el trueque. Que nos den 20 ‘kilos’ más Quaresma. Soñar es gratis, aunque conociendo a los dirigentes portugueses (vendieron a Pepe (central) por 30 millones y acaban de traspasar a Bosingwa (lateral diestro) al Chelsea por 20) y a Txiki y compañía, estoy convencido que a parte de pagar 40 millones, aún les regalaríamos hasta un trozo del escudo.
A continuación, dos goles que le marcó hace un par de semanas al Vitória Guimarães.
La Finta | ‘QuaresMágico′
La Finta | ¡Quaresma en acción!
La Finta | Festival Quaresma