Vuelvo a Mikasa

Balon-MikasaAquel balón Mikasa era una roca. Más te valía no golpear con mucha fuerza, no fuera que te lesionaras. Y qué decir de rematar con la cabeza. Aquella pelota era para valientes, para los que no tenían miedo a marcar un gol. Aquel balón, más grande que muchos de nosotros entonces, representa la infancia de unos pocos, quizá una de las primeras tomas de contacto con el fútbol. Imágenes borrosas, recuerdos que siguen latentes en ese interior que se resiste a crecer. Un pedrusco disfrazado de pelota que evoca tiempos lejanos y que es el elegido para encabezar el reinicio de este blog. Quizá entre estas cuatro paredes empecé en internet el cariño al periodismo, la admiración por el fútbol. Y de eso hace ya ocho años. Ha pasado mucho tiempo, pero aquellas cosas que ingenuamente salían de las teclas siguen latentes en un archivo inherente al paso del tiempo, que sirve para sacar a relucir las cosas que por entonces copaban la cabeza de quien escribe. Para los nuevos, me presento: me llamo Fernando Castellanos, acabo de finalizar el Máster de Periodismo Deportivo de la Universidad Internacional de Valencia con el objetivo cumplido de aumentar mis conocimientos y he deambulado por muchos lugares; desde corresponsal del Nàstic, pasando por agencias de noticias y redactor en diferentes medios, tanto digitales como escritos. En el que mantengo, desde 2006, es en Notas del Fútbol. Ahí os emplazo, como siempre, cuando os apetezca encontrar diferentes puntos de vista de una pasión insomne a cualquier sueño.

¿Y por qué otra vez La Finta? Tal vez, y sólo tal vez, porque me resisto a abandonar aquello que un día me despertó las ganas de luchar por lo que más me apasiona. Le tengo cariño a dos palabras que un día decidieron juntarse para crear este blog. Antes en Blogger, hoy aquí. De aquella aventura llamada bitácora y que a muchos sonaba a chino, quedan unos cuantos que siguen dejando el pabellón muy alto. Entretanto, también han aflorado talentos a los que no hay que perder de vista. A fin de cuentas, aquí cabemos todos. Realmente, no sé de qué voy a hablar por aquí. Me siento como un niño con zapatos nuevos y creo que aquí tendrá cabida cualquier cosa que me apetezca escribir, relacionado o no con el fútbol. Ya veremos. Como veis, a mi nueva casa todavía le quedan algunos retoques. Falta amueblarla, barnizar algunas cositas y colocar unos sofás de los que no os apetezca levantaros. Pero para eso ya habrá tiempo, o eso creo. El camino es muy largo, y esto, de nuevo, no ha hecho más que empezar. Que ruede el balón. Que ruede esa piedra esférica. Mikasa. Bienvenidos.

Comer la fruta del árbol prohibido


Cuatro años después. Por cultivar la mejor de la ilusión tras verla casi extinguida por culpa de la enésima instantánea plasmada en el álbum de los fracasos. Por cazar los fantasmas del pasado. Por lamernos las heridas y no dejar cicatriz. Por pasar página y escribir en la hoja en blanco la mejor de las historias. Por cambiar el sentido de un espiral en contra. Por olvidarnos de nuestros problemas. Aunque sólo fuera un ratito, el que va del minuto uno al noventa.

Por volver a enamorar a los más desenamorados. Y encantar a los más desencantados. Por ser el ejemplo a seguir. Por convertir las sencillez en rotundidad. Y la rotundidad en arte. Por engancharnos al televisor de forma indiscutible. Por unir lazos y deshacer penas. Por escribir las mejores crónicas. Por vencer y convencer. Por regalarnos una Eurocopa inesperada. Y alimentar nuestro deseo: comer la fruta del árbol prohibido.

Hoy nos toca. Hoy queremos nuestro primer Mundial. Lo que tanto se nos ha negado, lo que tan en el horizonte parecía estar hace poco menos de un lustro. Las cosas han cambiado y lo que muchos han soñador dormidos, pueden vivirlo despiertos. Sea como sea, que la felicidad, aunque sea efímera, siga tiñendo de rojo nuestros corazones. Noventa minutos. Que comience la cuenta atrás, que tenemos hambre de victoria.

El ilusionante nuevo Madrid

Tras algún tiempo callado he de decir una cosa: me gusta el regreso de Florentino Pérez. Me gusta por ver qué pasa, porque de algún modo, y al contrario que en el anterior mandato de Ramón Calderón, el ridículo no está garantizado en todas y cada una de sus decisiones. Me gusta porque llega en plan bombero, tratando de apagar el fuego que esta temporada el Barcelona ha encendido. Llega Florentino como lo hizo antaño, con el talonario preparado, tentando a los clubes a ampliar sus arcas o terminar con posibles deudas.

Me encanta que dos grandes futbolistas como Kakà y Cristiano Ronaldo jueguen la próxima campaña en la Liga. Aunque lo hagan de blanco. Son dos cracks, aunque se discuta si su precio es (que lo es) desorbitado o no. No me emocionaría demasiado, si fuese madridista, que ambos ya tengan en su haber alguno de los galardones que los certifican, o los certificaron, como mejores jugadores del mundo. Es el ego el principal peligro que puede haber en el vestuario blanco. Y no me quiero llegar a imaginar qué pasará con Raúl si acaba fichando Villa. El mismo futbolista que le arrebató el ‘7’ en la Selección puede ser el mismo que le saque también de su perpetua titularidad. Eso, siempre y cuando Raúl continúe, debate que todavía no ha salido a la luz.

Pero a todo esto, y dejando a un lado los ceros que le está costando a Florentino remodelar el cuadro blanco, lo cierto es que una plantilla con Kakà y Cristiano Ronaldo emociona más, tiene mucho más fútbol, que una con Drenthe y Faubert, por ejemplo. Y sí, puede que Florentino se vuelva a estrellar, pero lo hará, de nuevo, muriendo con sus ideas. Rocambolescas, rozando la locura, sí. Pero ilusionantes, al fin y al cabo.