Comer la fruta del árbol prohibido


Cuatro años después. Por cultivar la mejor de la ilusión tras verla casi extinguida por culpa de la enésima instantánea plasmada en el álbum de los fracasos. Por cazar los fantasmas del pasado. Por lamernos las heridas y no dejar cicatriz. Por pasar página y escribir en la hoja en blanco la mejor de las historias. Por cambiar el sentido de un espiral en contra. Por olvidarnos de nuestros problemas. Aunque sólo fuera un ratito, el que va del minuto uno al noventa.

Por volver a enamorar a los más desenamorados. Y encantar a los más desencantados. Por ser el ejemplo a seguir. Por convertir las sencillez en rotundidad. Y la rotundidad en arte. Por engancharnos al televisor de forma indiscutible. Por unir lazos y deshacer penas. Por escribir las mejores crónicas. Por vencer y convencer. Por regalarnos una Eurocopa inesperada. Y alimentar nuestro deseo: comer la fruta del árbol prohibido.

Hoy nos toca. Hoy queremos nuestro primer Mundial. Lo que tanto se nos ha negado, lo que tan en el horizonte parecía estar hace poco menos de un lustro. Las cosas han cambiado y lo que muchos han soñador dormidos, pueden vivirlo despiertos. Sea como sea, que la felicidad, aunque sea efímera, siga tiñendo de rojo nuestros corazones. Noventa minutos. Que comience la cuenta atrás, que tenemos hambre de victoria.

Nada es imposible (II)

En mis sueños no suelo sentarme enfrente de la pantalla del ordenador y, ni mucho menos, escribir en La Finta. Quizá en algún sueño he derramado alguna lágrima, pero no recuerdo que haya sido de emoción, ni tan siquiera recuerdo habérmela secado. Tampoco sé si en alguna ocasión se me humedecieron tanto los ojos. Tampoco en mis sueños se me pone la piel de gallina, ni el vello de punta. En mis sueños soy inconsciente, y en ellos no sueño. Es por todo lo narrado por lo que creo que esto es real. Que hemos ganado, que sí, y qué ganas tenía de gritarlo.

¡Hemos ganado la Eurocopa!

Y mis ojos lo han podido contemplar. Y mis dedos explicar. ¡Qué suerte la mía! No es un sueño. Es tan real como poner el televisor y ver un país volcado, olvidando sus penas, unidos por esto. Que no es más que fútbol. Simplemente. Pero une. Y hace creer en los milagros, en la fe. En el último suspiro. En no darse por vencido, en luchar contra viento y marea, en nadar contracorriente. En que nada es imposible. ¿Lo veis?

Del sueño a la realidad | #1 | #2 | #3 | #4 |
NdF | ¡Somos los CAMPEONES de Europa!

Luis ya no tiene nada que perder

Se ha convertido prácticamente en debate nacional. Nadie se salva de Raúl. Del tema Raúl. Del temita Raúl. La tregua que nos ha dado la Liga durante quince días la hemos malgastado, o la han malgastado, en crear un circo mediático en torno a Raúl y sobre todo en la figura, ya denostada, de Luis Aragonés. Nadie o casi nadie se salva a la hora de hablar de la ausencia del capitán en la ‘roja’.

En realidad, la ‘burbuja Raúl’ es algo creado, premeditadamente o no, por nuestra prensa para hablar de algo mientras España prepara sus partidos. Si hubiésemos perdido contra Dinamarca hubiese resultado la excusa perfecta para sentenciar a un Luis ya ‘autosentenciado’ y que sólo su afinidad, o qué sé yo, con Villar, le mantienen en el cargo. Aunque se jugó en líneas generales un buen choque en tierras danesas, siempre están los que prefieren buscar los errores, los cáusticos críticos que sólo vieron treinta segundos de buen fútbol. Pues genial, allá ellos y su permanente inconformismo. Yo pienso al contrario, que supimos reponernos a las mil maravillas a las ausencias de Villa, Fernando Torres –aunque no sea santo de mi devoción- y que con los ‘peques’ se jugó como se debía jugar. Quizá de los mejores partidos de Luis, que pienso que se amarrará a sus posibilidades en la Eurocopa antes de decir adiós.

En dicha Eurocopa, en la de Austria y Suiza de dentro de unos meses, veremos si tiene espacio Raúl. Aragonés ha dejado claro que el ‘7’ no es ni su primera, ni su segunda, ni tercera opción para el ataque y el resultado, aunque joda a muchos, le ha dado la razón. Sin embargo, la losa que puede significar, por parte de la prensa, prescindir del madridista en un torneo tan importante puede hacer cambiar su perspectiva. Digo puede porque a estas alturas, después de los palos que le han (y hemos) dado, a Luis le debe dar casi todo igual. Tiene ya poco que perder y mucho que ganar. Y si consigue ganar lo poco a lo que ya aspira, yo me alegraré.