La barca de Luis se hunde

De arena y de arena. La Selección y Luis Aragonés. Un vínculo sin destino. Condenado a nada, a saborear el sinsabor de la indiferencia. España pide ánimo y Oviedo se lo da. Oviedo pide fútbol y España no se lo da. A Luis apenas se le exige y lo único que da es la espalda. Tanta como cara tiene nuestro míster por decreto. Con la ilusión que derrama, ¿qué le impide hacer las maletas e irse?

A pesar del plantón del apodado Sabio de Hortaleza, tengo que decir que anoche seguí el partido porque si no hoy no podría dar mi opinión. En líneas generales, y en todas las crónicas que he leído, he apreciado que el denominador común de ellas es el aburrimiento que el juego de la Roja desprende ante sus aficionados. Yo, y sin que sirva de precedente, discrepo un poco. Vi el primer tiempo y vi a un Joaquín exultante, alentado, recordando al mejor Joaquín. Vi momentos de toque y un bonito gol de Xavi gracias al desparpajo del extremo del Valencia. Después del gol quizá se pecó de relajación, pero apenas vi peligrar el marcador.

La segunda mitad está claro que no fue para tirar cohetes, pero ahí estaba Iniesta para aportar su granito de cal al combinado. De los pies del albaceteño llegó el segundo. España perdonó bastante. Principalmente Fernando Torres, con escasa puntería ante el portero letón. Villa estuvo desaparecido y si no llega a ser porque era el ‘anfitrión’ yo también le hubiese sustituido. Lo peor del partido no fue el resultado, ni el juego. Lo peor fue ver la patética imagen de un hombre que intenta nadar constantemente contracorriente sin darse cuenta que la propia corriente se lo está llevando. Nadando a la deriva no llegaremos a ningún sitio, y hacia esa dirección va, si nada lo impide, la barca de Aragonés.

Selección de cal y arena

El calendario nos da una patada en la boca precisamente ahora que la Liga no ha hecho más que comenzar y de manera brillante y justo en el momento en el que la prensa madrileña se rinde al juego de Wesley Sneijder, el nuevo Di Stéfano (!). La ausencia durante quince días del campeonato doméstico se debe a los compromisos internacionales. Muchos se quejan porque no hacen más que perjudicar a los clubes. Que si los futbolistas se lesionan y que luego las federaciones se lavan las manos… Bien, es verdad. Pero, ¿qué sería del fútbol sin un Mundial o una Eurocopa? ¿De veras podemos/queremos prescindir de torneos tan importantes sólo para que nuestros equipos no sufran consecuencias como jugadores lesionados o futbolistas más cansados?

Quien suscribe opina que no. Vale que nuestra Selección es un coñazo, pero un torneo de la dimensión de una Eurocopa siempre es un placer seguirlo. Uno siempre ha sido muy crítico con Luis Aragonés. El ‘Sabio’ dejó de serlo el día que incumplió su palabra. Debería haberse marchado después de caer en el Mundial. Tal y como expresó. Después de Alemania seguir el combinado nacional se ha convertido en una tarea hastía. Porque juega a nada y ni levanta pasiones como antaño (con Camacho era otra cosa). Es por ello que ahora, con los compromisos que se avecinan ante Islandia y Letonia uno se pregunta qué hacer. Si confiar en la Roja o prolongar el pasotismo actual. Gran culpa de la tirria hacia nuestro combinado la tiene el mencionado Aragonés, seleccionador que se deja manipular fácil por la prensa (si le piden que no convoque a Raúl, no lo convoca. Si le piden a Pernía, lo convoca) y que demuestra que su libreta está caduca.

Islandia y Letonia son en principio dos rivales a los que deberíamos de arrollar sin despeinarnos pero que de buen seguro nos hacen sufrir más de la cuenta. Es más, con el despelote que es esta Selección de cal y arena, nadie garantiza que los ganemos y estemos en el próximo Europeo. Sin embargo, y más allá de lo incompetente de Luis y la Federación, creo que llega el momento de apartar la pereza y la desgana y seguir las evoluciones de la Selección como si no haya pasado nada. Va a ser complicado, pero lo intentaremos.

La estúpida paranoia de las medias

Con el partido ante la desconocida Liechtenstein en el horizonte, la prensa deportiva española en lugar de centrarse en los aspectos deportivos que envuelven tal enfrentamiento clasificatorio para la próxima Eurocopa parece querer postularse más en buscar polémicas que simplemente perjudican al combinado nacional.

Primero con la tarjeta amarilla que forzó Xavi ante Letonia y que le impedirá jugar el partido de esta noche pero que le da vía libre para preparar el final de Liga con más tiempo (¿cuatro días más?). Parece que la amonestación que recibió el blaugrana y que le servirá para estar limpio de cara a los partidos realmente serios ante los rivales de más envergadura (el choque de hoy debería –que nos costará– ser una goleada) es una irracionalidad y una falta de respeto a sus compañeros sevillistas y madridistas de la selección porque ellos también se están jugando el campeonato y aun así son fieles a la roja. Realmente es una polémica tan absurda como la que cuento a continuación y que entre sus protagonistas también tiene al centrocampista catalán.

Como no, y como si de la prensa rosa se tratara, el otro tema de conversación estos días previos al importante choque clasificatorio no ha sido otro que hasta qué altura llevan subidas Xavi y Puyol las medias en los encuentros que defienden la elástica española. Mezclando política con deporte (algo que lamentablemente empieza a ser habitual), hablan de lo mucho que tiene que ver Laporta en ver como los dos futbolistas culés “esconden” los colores de la selección. ¿En serio alguien cree que el presidente barcelonista les pide personalmente ese gesto? ¿No puede ser una simple manía de los futbolistas? Entonces, ¿por qué Iniesta si muestra los colores? Igualmente, ¿nadie dice nada de Casillas? Él también suele llevar ocultos los colores, pero claro, eso no llama la atención, sería echar mierda sobre el propio tejado y eso, claro, además de no vender le quita sustancia a la estúpida polémica.

Se duda de Xavi cuando fue él quien más peleó por estar en el pasado Mundial; se duda de Puyol cuando es el defensa con más pundonor y coraje de nuestro combinado. No se dice nada de Iniesta argumentando que no es catalán, aunque juega en el Barcelona, y lo de Casillas, que como de Xavi y Puyol debe ser más manía que otra cosa lo pasan por alto por lo comentado en el párrafo de arriba. Hay otros como Xabi Alonso, Luis García e incluso Villa que alguna vez también han ocultado los colores y no por ello se les ha tachado de separatistas ni calificativos desproporcionados que no vienen a cuento. Además, y en el caso de Xavi, es algo habitual el doblarse las medias.

Es patético que en lugar de centrarse en el partido que toca nos preocupemos de cómo llevan nuestros jugadores las medias y que los juzguemos por ello. La prensa deportiva española es cada vez más sensacionalista, busca de donde no hay y acaba fomentando la paranoia entre los seguidores. Luego no ganamos nada. Con este panorama, no me extraña.